Marie Curie .
Marie Curie . Su apellido de soltera fue Sklodowska. Nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867, y murió en Sallanches, el 4 de julio de 1934. Fue la quinta hija del matrimonio de Ladislas Sklodowska, profesor de física y matemáticas de liceo, y de Bronislawa Boguska, quien era maestra, pianista y cantante.
Desde muy temprana edad, Marie demostró poseer una excelente memoria y una gran capacidad de estudio, era amante de la lectura, la historia natural y la física. Aunque su niñez se vio quebrada ya a los 9 años, en que muere su hermana mayor Sophie, y luego, dos años más tarde, su madre a causa de la tuberculosis. Sin embargo, esos duros golpes no mermaron en ella su ánimo por estudiar. Alumna brillante y madura, con una capacidad excepcional de concentración, Marie sueña con realizar una carrera científica, un sueño inconcebible en aquella época para una mujer, más aún en su país, pues las universidades estaban prohibidas para las mujeres. Pero por carecer de recursos económicos se convierte en preceptora, y se sacrifica para ayudar a su hermana Bronia que desea estudiar medicina en París. Después será ésta última quien la apoye a ella. Sin embargo, cuando Marie terminó su enseñanza secundaria su voluntad vocacional igual la indujo a inscribirse en un instituto privado donde enseñaban ciencias. La precaria situación económica que a Marie le tocó vivir en su país, se debía a las represalias políticas que afectaban a su padre, lo que repercutía en la consecución de los medios necesarios para el sustento de su hogar. Ello le implicó a Marie tener que dejar la casa paterna y ponerse a trabajar de institutriz. En otoño de 1891, la tímida Marie se traslada a París para estudiar en la Sorbonne. Ambiciosa, autodidacta, su única obsesión es aprender. En un ático del Barrio Latino pasó hambre y frío (se comenta que en invierno no precisaba de armario, porque no tenía más ropa que la que llevaba puesta). Sin embargo, su inquebrantable voluntad le permite obtener una licenciatura de física, y luego de matemáticas. Además, pudo descubrir la libertad intelectual y la independencia que tanto anhelaba. Es en esos años de universitaria en la Sorbonne que un amigo polaco le presenta a un joven tímido y reservado: Pierre Curie. Y aquel librepensador, conocido por sus trabajos sobre cristalografía y magnetismo, se convertirá en su esposo el 26 de julio de 1895. Un año antes le había escrito lo hermoso "que sería pasar la vida el uno junto al otro, hipnotizados con nuestros sueños: tu sueño patriótico, nuestro sueño humanista y nuestro sueño científico". Pierre y Marie celebraron su unión con una sencillez casi franciscana, ni fiesta, ni alianzas, ni vestido blanco. La novia luce el día de bodas un traje corriente de color azul y luego monta en una bicicleta junto a su novio para iniciar la luna de miel por las carreteras de Francia. Los Curie tuvieron dos hijas, Irène y Eve. La primera seguiría los pasos de sus padres y recibió el Premio Nobel de Química. La segunda fue periodista y escribió una biografía sobre su madre. Un día lluvioso y oscuro de abril de 1906 Pierre murió atropellado por un coche de caballos.
Inteligencia, rigor, voluntad, pasión...
Pionera, Marie Curie decide en 1897 hacer un doctorado de física. Henri Becquerel, acababa de constatar al estudiar los rayos X que una sal de uranio impresionaba una placa fotográfica a pesar de las envolturas protectoras. ¿Qué mejor tema para Marie que intentar comprender el efecto, la energía de esos rayos uránicos, el fenómeno de la radiactividad espontánea? Pierre está de acuerdo. Marie, utilizando las técnicas inventadas por su marido, midió cuidadosamente las radiaciones de distintos elementos, llegando a la conclusión que debían haber minerales más radiactivos que el uranio. Utilizando un electrómetro que había diseñado Pierre Junto con su hermano Jacques, los esposos Curie trabajan con toneladas de mineral haciendo medidas de los campos eléctricos generados en cada caso por los «rayos de Becquerel» al atravesar el aire y descubren que otra sustancia, el torio, es «radiactivo», término de su invención. Juntos demostrarán –descubrimiento de importancia capital– que la radiactividad no resulta de una reacción química, sino que es una propiedad del elemento, concretamente del átomo. Marie estudia entonces la pechblenda, mineral uránico en el que constata una actividad mucho más intensa que en la sola presencia del uranio. De ello deduce que además del uranio existen otras materias muy radiactivas, el polónium y el rádium, que descubre en 1898. En sus experimentos, Pierre observa las propiedades de las radiaciones y Marie se dedica más bien a purificar los elementos radiactivos. Para lo último, Marie utilizó el procedimiento de cristalización fraccionada: los compuestos de elementos más livianos tienden a formar cristales a mayor temperatura, con lo que en cada paso de un enfriamiento podía separarse lo que se cristalizaba. Pero mientras transcurrían los procesos investigativos los Curie iban descubriendo otras sorprendentes propiedades de esos elementos, como su emisión de luz y calor. Cada cristal obtenido era sometido a un test de radiación. Así comprobaron que la mayor radiactividad era emitida por dos compuestos, uno de bismuto y otro de bario. Como ninguno de ellos es radiactivo, la conclusión a la cual llegaron fue que cada compuesto contenía adhesiones de un elemento distinto y desconocido. Al elemento cuyas propiedades químicas eran semejantes a las del bismuto lo llamaron polónium, y al otro, rádium.
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